FAMILIA
El Departamento del Ministerio de la Familia reconoce la importancia de la familia en la vida tanto de los creyentes como de los no creyentes. Se esfuerza por fortalecer el hogar como un centro de discipulado en donde se anima a los miembros de la familia en su relación con Cristo Jesús y Su iglesia a través de las relaciones interpersonales y en donde se desarrollan aquellas habilidades necesarias para una testificación atrayente. El departamento se esfuerza por mantener en perspectiva tanto los ideales divinos en cuanto a la vida familiar, como la comprensión de la ruptura experimentada por los individuos y las familias en un mundo caído. Por lo tanto, el Ministerio de la Familia llama a los individuos, a las parejas matrimoniales y a los padres a aferrarse a los ideales divinos, al mismo tiempo que brindan el ministerio redentor y sanador de Cristo. Los esfuerzos en favor de la familia deben ser urgentes, vitales e integrales en relación con el mensaje y misión de la Iglesia.
El Departamento ha adoptado los objetivos siguientes:
1. Proclamar el mensaje reanimador y restaurador del evangelio eterno dentro del contexto de la vida familiar. Cristo es y debe ser reconocido como el Salvador y Cabeza de cada hogar. En él, los miembros de la familia están en paz con Dios y los unos con los otros. Al acercarse a él, se acercan unos a otros en amor, espíritu de perdón, reconciliación, restauración y renovación.
2. Reafirmar y fortalecer a cada familia adventista como la unidad elemental dentro del discipulado. El propósito del Departamento del Ministerio de la Familia es que se logre una comprensión más profunda de la dimensión correlativa de ser y de hacer discípulos y el de fortalecer a los miembros de la familia para hacer discípulos dentro de la familia. Se ve a la pareja matrimonial como la unidad primaria de la familia. El departamento desea proveer a las parejas y a las familias acceso a oportunidades de educación, mejoramiento y orientación a fin de incrementar el desarrollo de las habilidades de vinculación armónica necesarias para la efectiva labor del discipulado mutuo y el crecimiento en pro del matrimonio cristiano óptimo y las óptimas relaciones filiales y familiares en general.
3. Capacitar a los padres y a las familias para incrementar las posibilidades de una transferencia exitosa de los valores adventistas a la siguiente generación. El Ministerio de la Familia produce materiales y provee oportunidades de aprendizaje dentro del marco de la iglesia y de la familia, diseñados para capacitar a los padres para que presenten en forma atractiva los valores bíblicos a los niños y jóvenes. El departamento promueve una atmósfera dentro de los hogares e iglesias, que promueve la formulación de preguntas y la discusión constante en relación con los valores y dogmas cristianos entre padres e hijos, jóvenes y adultos, dirigentes y miembros, en un esfuerzo por fomentar el desarrollo de una fe madura.
4. Crear una experiencia tipo “familia de Dios” en cada Iglesia Adventista del Séptimo Día. El Ministerio de la Familia fomenta una atmósfera en la que se respeta y celebra la diversidad dentro del contexto de la congregación y de la Iglesia mundial, reconociendo que tal unidad no se encuentra en la uniformidad, sino en Cristo, la Cabeza del cuerpo. Por medio de una entrega coparticipativa hacia un mensaje y misión comunes y una recíproca apertura, honestidad y vulnerabilidad con respecto a las relaciones entre unos y otros, la unidad que hemos encontrado en Cristo puede transformarse en una realidad viviente.
5. Facultar a las familias para una testificación atractiva. Aparte de la prioridad dada al hogar como el más importante campo misionero, el Ministerio de la Familia ayuda a las familias a descubrir y utilizar sus dones espirituales en la comunidad que les rodea. El departamento anima y capacita a las familias para relacionarse en forma atrayente con miembros de la familia que no son creyentes, entablar amistad con sus vecinos, compartir las buenas nuevas de la vida en Cristo y apoyar a través de sus oraciones, ofrendas y actos de servicio, los esfuerzos misioneros de la iglesia.